miércoles, 20 de diciembre de 2017

El adjetivo 'nacional' en el nombre de instituciones oficiales

El adjetivo "nacional" en el nombre de instituciones oficiales para el proceso de cirujía y manipulación social separatista.

Según explica Javier Bilbao en su artículo "La vida cotidiana en la Alemania nazi", desde que Adolfo Hitler resultase designado canciller en enero de 1933, el objetivo del nazismo fue lo que denominaron como Gleichschaltung. [...] De lo que se trataba era de nazificar la sociedad alemana, ahormar según el ideario nacionalsocialista todas las costumbres, asociaciones, creencias, leyes, actividades culturales, relaciones personales, entretenimientos…

Mutatis mutandi, lo mismo hacen los gobiernos separatistas en cuanto se lo permite y alcanza el poder público cedido subsidiariamente por el estado. Uno de los vectores en que realizan esta conversión y enajenación social es la aplicación continua y casi maniática del adjetivo "nacional" a tantas instituciones y ámbitos en cuanto les es posible: cine, literatura, museos, academias, todo. Esta manía ridícula no es gratuita ni casual, sino muy deliberada, como que constituye una técnica de imposición de una realidad ficticia en la mente e imaginación de todos aquellos, propios y extraños, que reciben por ojos y oídos este vocablo. Como una droga corrosiva, sólo con su contacto realiza su efecto, se le desee o no.
Es inadmisible el uso del sustantivo nación y el adjetivo nacional para aludir a regiones o territorios distintos de España. 
En España  no hay más nación que España, evidente, de la misma manera que en Madrid no hay más provincia que Madrid, o en Lérida o Gerona más provincia que Lérida o Gerona (da vergüenza tener que escribir y explicar estas tautologías, pero así está el nivel de alienación a que hemos llegado). E igualmente evidente resulta que el uso del adjetivo nacional fuera de este sentido general de España, supone implícitamente la negación de ésta y la aceptación subrepticia, que es imposición deliberada, de la condición nacional para aquellas regiones. Y, así, mágicamente, sólo con la mención de una palabra, se establece la existencia de lo inexistente, porque si hay una palabra que se usa y funciona habrá de existir a lo que alude ¿no? En este caso, las imaginarias naciones artificiales.
Por muy ridícula que sea, es tan miserable y perniciosa ésta técnica de manipulación ideológica, que actúa y opera tanto en los renegados ya convertidos como en los que se oponen a ella. Por esta razón es, además, insidiosa y en un rizo perverso de la técnica, requiere el combate, no con los renegados que la aplican, sino con los que se oponen, pero que la propagan inconscientemente con su uso y aceptación.
Si como hemos visto, en esta técnica de nazificación ciudadana sólo el mero uso por parte de las personas particulares de la palabra nacional aplicado a las regiones ya opera según su dinámica perversa, su potencia y efecto pernicioso y lesivo para la nación real, se multiplica por diez cuando es un medio de comunicación quien lo propaga, y por mil, cuando es el poder del Estado quien lo impone aplicándolo a instituciones públicas y permitiéndoselo a las privadas.
Los nombres de Instituciones como los de Conservatorio Nacional de Cataluña, Museo Nacional de Cataluña, Agencia Nacional para la pureza de la raza catalana, Radio Nacional de Cataluña, etc, son ilícitos, deberían ser ilegales y su imposición por parte de las magistraturas públicas (ministros, consejeros, Secretarios, Directores, etc.) constitutivo de delito.
Es pues inadmisible que la Administración del Estado, nacional y autonómica, perpetren ésta técnica de manipulación social contra la nación mediante la imposición de nombres a instituciones; y no debe pasar una ocasión en que no se denuncie y se exija su inmediata rectificación a los políticos responsables: tanto legisladores como funcionarios nacionales, autonómicos y municipales. Igualmente se deberá rechazar ésta fórmula insidiosa de manipulación en medios de comunicación; y en cuanto no se quiera participar de ella, en conversaciones privadas.
Por último y una vez más, el gobierno nacional y los partidos en el Parlamento son responsables, cuando aceptan y aplican esta denominación sin oposición alguna, y cómplices en buena lógica, cuando teniendo poder para evitarlo y defendernos de esta inoculación alevosa y premeditada, no lo hacen. Al revés, su aceptación pasiva y uso ejecutivo ilícito del adjetivo "nacional" le dan carta de naturaleza, que es lo que se busca. Rajoy, PP, PSOE, Ciudadanos, junto con los partidos que gobiernan y han gobernado la Generalidad, son responsables y cómplices del delito. Pero es que ahora, el artículo 155 con el gobierno de la Generalidad en manos de Mariano Rajoy y su partido, tiene la tímida virtud inesperada de hacer caer la máscara de hipocresía y el velo de traición de este siniestro personaje; y con la titularidad de estos institutos con el nombre fraudulento de "nacional", muestra la evidencia de no ser ya cómplices y colaboradores necesarios por omisión y aceptación del hecho consumado, sino directamente culpables como ejecutores de esta máquina insidiosa. Algún día tendrán que dar cuenta de sus actos y ni la ignorancia, la estulticia o cobardía serán atenuantes del mismo.


jueves, 2 de noviembre de 2017

La estafa de las elecciones autonómicas y su supuesto efecto taumatúrgico.

La estafa de las elecciones autonómicas y su supuesto efecto taumatúrgico.

Los tres partidos cooperantes, PP, PSOE y Ciudadanos, ... con los separatistas, se entiende, consideran, aventuran y piden la aplicación del artículo 155 de la Constitución y la celebración cuasi-inmediata de elecciones autonómicas en Cataluña.
Estos golfos parásitos vinculan ambas acciones, sin explicación alguna de tal yuxtaposición: artículo - elecciones. Nadie sabe por qué y muy pocos se lo preguntan. Pero el caso es que lo hacen y lo han hecho, ahora el PP ya en forma ejecutiva.

Ya venían amenazando con ello, sobre todo el partido Ciudadanos, primero con la exigencia a los golpistas y después como objeto de aplicación del 155, la convocatoria de elecciones autonómicas. ¿Para qué? Para nada. ¿Con qué efecto? El de dejar impune los delitos separatistas y evitar el control de la Generalidad y el desmantelamiento de su máquina separatista, de odio, de acoso y de poder público aplicado a la destrucción de la nación.
Estos tres partidos miserables (PP, PSOE y Ciudadanos) propugnan el timo de las elecciones autonómicas como salida a la crisis golpista separatista, cuando en realidad constituye la vía de escape, el punto de fuga, el desagüe por donde vaciar el artículo 155 que se han visto obligados (por la nación y el interés) a aplicar, eso sí, resistiéndose todo lo que han podido. Con ello, la fuga del 155 a través de las elecciones les da pie para argumentar su inhibición ante el ataque a la nación y desplegar el velo de  confusión con la que embaucar y engañar a muchos ciudadanos que todavía se dejan.
El fraude de este argumento es colosal y espeluznante. O sea, que la evidencia de los delitos separatistas y la percaptación de ello por parte de los ciudadanos con su consiguiente indignación les obligan, a rastras (lo hemos visto), a la aplicación del 155. Y en lugar de aplicarlo de verdad, con lealtad y rigor, se le corrompe y prostituye cortándolo, suspendiéndolo  en unos pocos días con la celebración de elecciones, con desvergüenza pasmosa, como si la finalidad automática de aquel artículo fueran éstas, o éstas fueran a anular los motivos que obligaron a su aplicación,. ¿Pero es que acaso lo que ha ocurrido es que ha terminado la legislatura y el gobierno y diputados autonómicos se han negado a abandonar su magistratura y convocar elecciones? Desde luego que no. Se han alzado en rebeldía con público desacato a la soberanía nacional y su ordenamiento jurídico apelando a la intervención de países extranjeros (delito gravísimo de traición, agravante del de rebeldía).
¡Qué cara! ¿No? El efecto y finalidad del artículo es la suspensión del Gobierno autonómico y la toma de control de éste por parte del Gobierno nacional en virtud del poder legítimo que la soberanía nacional le otorga.
Entonces, la verdad es que los motivos que dan lugar a la aplicación del articulito quedan intactos con las elecciones, pero con dos efectos perversos.
El primero y más evidente, el de la suspensión de la suspensión, es decir, la detención del artículo, del control de la Generalidad, antes de haber siquiera empezado, más que la destitución "temporal" de los cabecillas del asalto. Pasadas las elecciones, todo volverá al mismo punto que estaba antes. ¿Y por qué no iba a ser así? ¿Es que unas elecciones tienen efectos taumatúrgicos sobre las voluntades y los designios de renegados delincuentes?
El segundo y más insidioso, por subrepticio, es el de establecer y perpetuar el gravísimo supuesto equívoco de que tanto los actos de sedición y rebeldía como el desacato a la soberanía nacional, pueden ser y quedar, y por tanto lo son y quedan, legitimados por otra fictícia soberanía y otra fraudulenta legitimidad, la que los renegados separatistas pretenden alzar, que atenta y cuestiona aquella. ¿Es que lo que digan unas elecciones para un parlamento regional tiene alguna validez o valor, algún efecto sobre la soberanía nacional y los actos de desacato, rebeldía y sedición contra ésta? Pues al parecer para estos partidos y a su parecer, por muy fictícia y muy fraudulenta que sea, sí.
Estos efectos de degradación y corrosión de la soberanía nacional y los actos que los causan tienen muchísima más gravedad y delito que los de los renegados separatistas.
Digamos que los delitos de los autodeclarados delincuentes son naturales (está en su naturaleza), son destructivos y como tales, se deben perseguir, reprimir y castigar, pero son naturales en este sentido.
En cambio los partidos que aceptan y declaran la soberanía nacional como origen de su legitimidad, pero que con sus actos la contradicen
erosionan y, por tanto, destruyen, es mucho más dañino y lesivo para esta soberanía nacional, esto es, para la nación, pues son quienes la atacan desde dentro, pero en su propio nombre y usando el poder que ésta les otorga.

Resumiendo, la trama del engaño por parte de Rajoi y su funesto partido se advierte con evidencia simplemente con la consideración de cuál será la situación en el caso de que los mismos delincuentes golpistas ganen las dichas elecciones. Se volverá al día previo a la proclamación del artículo 155, pero con los delincuentes y delitos pseudolegitimados por unas elecciones regionales. Como si la situación hubiese pasado por un túnel, sorteando y quedando atrás la resistencia, la indignación y la voluntad de los ciudadanos honrados.
Pero además y lo que es más grave, añadiéndose, un efecto aún peor que éste que es el de
entregárse a una región, con las elecciones, la capacidad de tener algo que decir en el asunto de la soberanía nacional. Y este efecto perverso se verificará independientemente de los resultados, ganen o pierdan los separatistas o sus cómplices, pues el "derecho" estará reconocido por el gobierno de la nación. Éste será otro de los delitos imputados a Rajoi cuando se le encause, juzgue y encarcele por traición a España.