martes, 8 de julio de 2008

Tres casos modernos

Tres casos a principios del siglo XXI

Expongo tres casos verídicos que se dan En la España actual y que presentan un factor común.

Caso 1. En un pueblo de Salamanca un ciudadano, harto de soportar las reuniones ilícitas que a la puerta de su casa hacen otros ciudadanos bajo la burda denominación de “botellón”, presenta una denuncia y el juez prohibe las tales reuniones. Pero estos mentecatos asilvestrados no hacen ni caso de dicha orden, desacatando y sobreponiéndose a la ley general e imponiendo la de su voluntad. Y, no sólo prosiguen su actividad ilícita, sino que, además, estos, en número decientos, acosan e insultan violentamente al pacífico ciudadano que exijió su derecho, cercándole en su casa, mientras que la policía asiste ipasible al asalto sin hacer otra cosa que ordenar el tráfico. El alcalde manifiesta que no puede hacer cumplir la sentencia, porque entonces tendría que llamar al ejército. A la hora de ahora, ni este alcalde ni estos amotinados todavía no están en la cárcel.

Caso 2. En un barrio de Valencia, una gentuza violenta denominados vulgarmente “gorrillas” extorsionan mafiosamente a los ciudadanos que aparcan los coches exijiéndoles la entrega de una cantidad de dinero bajo la amenaza implícita y explícita contra sus personas y sus vehículos. Conocido este hecho, obviamente, por los vecinos, por la policía y por las autoridades políticas, la extorsión continúa y ni los delincuentes ni los políticos que, por omisión, los protegen están en la cárcel.

Caso 3. Una amiga mía, alta y delgada como un junco, junto con sus vecinos padecen las amenazas, insultos y agrsiones de una banda de gamberros que ha tomado posesión de la vía pública a la entrada de su casa. Conocido el hecho, obviamente, por los vecinos y la policía, continúan con sus atropellos sin más restricciones que el arbitrio de su voluntad.

En estos tres casos que son representativos de un estado general, bajo las diferencias de gravedad y número de afectados, aparece la misma nota común: la corrupción de la justicia por parte del poder público.

miércoles, 2 de abril de 2008

El Chiquilicuatre, Zapatero y los españoles

Una parte de los españoles han elegido. Para representar a España en Eurovisión, al Chiquilicuatre. Para entregarle el Gobierno de la Nación durante cuatro años, al Zapatero.

“Chiqui-chiqui. Te gusta el chiqui-chiqui”.

No es casualidad que hayan coincidido en el tiempo estos dos sucesos ante el que quedarán perplejos los futuros estudiosos de la historia. No es casual, porque ambos son monstruosidades parejas y simétricas de la misma realidad: la descomposición del sentido político y estético de una parte del pueblo español que se mira en la sala de los espejos, sin poder discernir muy bien cuál es el esperpento y cuál la imagen fiel. Ambas imágenes son síntomas de la misma realidad.

El Chiquilicuatre y Zapatero. Zafio y chabacano el uno, vacuo, inane y traidor el otro. Basta recordar (un caso entre cientos) las declaraciones de Zapatero previas a las elecciones en las que afirmaba que le parecía muy bien al pollo que se multe a quienes usen el idioma español en una parte de España. Ja ja ja. Es un caso de paranoia para quienes lo votaron conociendo esto como lo conoce quien quiere. Estos pobres españoles narcotizados por la demagogia y el partidismo se entregan y nos entregan a quienes les prometen sancionarles y multarles por hablar en su propio idioma.
Se podría decir que El Chiquilicuatre y Zapatero, o Zapatero y el Chiquilicuatre o el Chiquilicuatre Zapatero son manifestaciones de la misma naturaleza dual, como la ondulatoria corpuscular de la luz .
¿Por qué quienes lo votaron no pueden ver la monstruosidad de estos engendros? Porque viven en Matrix, Narcotizados por la propaganda y el partidismo.
Pero no sólo ellos, sino todos nosotros nos hallamos sometidos a la omnímoda propaganda de casi todos los partidos y medios de comunicación. Tanto es así, que hace olvidar a la mayoría de los ciudadanos que se nos tiene secuestrada la libertad política cuando nos impiden elegir a nuestro presidente del Gobierno y a nuestros representantes o diputados en el Parlamento, obligándonos a refrendar unas ridículas listas que ellos mismos han urdido para cubrir y encubrir esta perversa oligarquía partitocrática.

Estamos hartos ya de demagogos y falsarios. Queremos diputados que representen a los ciudadanos de un solo distrito, ante los cuales sea responsable de sus votaciones. Y queremos elegir a nuestro Presidente de Gobierno sin intermediarios, aunque sea para elegir al Chiquilicuatre y que Dios nos ayude.