Diodoro Sículo, en su monumental obra Biblioteca Histórica, Libro I [94] dice lo siguiente:
>>Hay que tratar también acerca de los legisladores instituidos en Egipto, que introdujeron tan extrañas y asombrosas costumbres. Después del antiguo establecimiento de la vida en Egipto, que se cuenta en el mito que se llevó cabo bajo los dioses y los héroes, afirman que Mneves, hombre no sólo grande de espíritu, sino también, por su género de vida, el más político de los que se recuerda, convenció primero al pueblo deusar leyes escritas. Simuló que Hermes se las había dado como destinadas a ser causa de grandes bienes, como afirman que, entre los griegos, hizo Minos en Creta y,
entre los lacedemonios, Licurgo, quienes afirmaron que las habían recibido, el uno de Zeus, el otro de Apolo. Y se ha transmitido que ha existido ese tipo de invención entre otros muchos pueblos y que ha sido la causa de muchos bienes para los creyentes:
cuentan en la historia que, entre los arianos, Zatraustes simuló que el buen espíritu le dio las leyes e, igualmente, entre los denominados getas, que le consideran inmortal, Zálmoxis, que lo hizo la común Hestia y, entre los judíos, Moisés, que lo hizo el dios llamado Yaó, bien creyendo todos que una idea destinada a favorecer a la multitud de los hombres era maravillosa y completamente divina, bien también suponiendo que la gente obedecería más atendiendo a la autoridad y fuerza de los que se decía que habían descubierto las leyes.
Aquí lo tenemos, pues, un historiador del siglo primero aJC hablando de los jetas, probándose con esto que los socialistas ya existían y eran conocidos en tiempos tan remotos. La vinculación entre antiguos getas y socialistas actuales es tan evidente que para su demostración basta su mera enunciación. Admitimos que pueda haber cierta controversia en la unicidad de la estirpe, pues sin duda los partidistas populares podrán aducir no sin razón, que a jetas nadie les gana y que, por tanto, ellos son los verdaderos getas, más que los socialistas, aficionados advenedizos. Por otra parte, asimismo los socialistas podrán aducir que ellos, más que jetas, son unos, a despecho de la h. Y aquí tendremos que darles parte de razón, pues nadie duda de que son unos tal y unos cual y que por donde pasan, no crece la hierba. Pero estas oscuras razones no afectan a la validez de la tesis y podrán decir que son "unos" u "otros" (del antiguo pueblo de los otrogodos), o con más razón, de la estirpe de vitizanos, tan aficionados como ellos a la inmigración ilegal.
Nosotros no entraremos en tales alambicadas disquisiciones, pues el hecho incontrovertible y fehaciente es que tanto socialistas como populares pueden reclamar para sí la antigua estirpe y decir con verdad que ellos son los verdaderos getas, jetas de pura cepa.
Otro día dilucidaremos la vinculación de la degenerada estirpe de separatistas con la simpática institución de los renegados piratescos del siglo XVI o quizá con la morisma rebelde de las Alpujarras, a quienes habrá que aplicarles en cualquier caso el mismo remedio de eficacia probada. Aquí un amigo me advierte de que este salvífico remedio es inaplicable, porque nos acarrearía la suerte que corrió Yugoslavia con bombardeos e invasiones a manos de nuestros hermanos otánicos, famosos por su filantropía. En cualquier caso, ya avanzamos la evidencia de que, "lleguen por do llegaren", vengan por do vinieren, los renegados actuales hacen tanto daño como los antiguos.