A VOX, como en la famosa novela de Forsit o el famoso dilema shakespiriano, se le presentan dos alternativas respecto a su relación con el partido cómplice y traidor del PP. A saber: la participación y colaboración en sus gobiernos autonómicos y eventualmente nacional como está haciendo hasta ahora, o la separación profiláctica total acompañada de la exposición y denuncia de su verdadero papel y función de auxiliar y cómplice necesario en la corrupción institucional y destrucción nacional, tal como hace muy bien con el PSOE y partidos separatistas y guerracivilistas.
Para justificar la primera opción, se usan dos argumentos: el primero es impedir el acceso del PSOE y separatistas a las instituciones y al poder público; el segundo, la conveniencia de sacar adelante algunas iniciativas del programa de VOX obligando al PP desde dentro de los gobiernos o apoyándoles desde fuera de ellos. Aquí se dice es mejor alguna que ninguna. Estas son muy pocas y ninguna trascendente y siempre enredadas en retórica y articulado confuso que, a pesar de las débiles concesiones, salvan y establecen los principios corruptores. Así ha ocurrido y ocurre en las leyes de Memoria histérica (haciéndola sustituir por otra, no tan agresiva, pero estableciendo la necesidad de tales leyes absurdas y totalitarias), o las leyes educativas en Valencia y Baleares, que dejan todavía y hasta el último minuto de legislatura sin garantía real de la posibilidad de cursar las asignaturas en español. Etc, etc, etc. En ninguno de esos pactos de gobierno hasta ahora hay algún mecanismo que garantice esos acuerdos; de manera que si se incumplen (como es lógico que ocurra y ocurre), haya modo de hacerlos cumplir o disolver el gobierno.
Esta es la realidad y esta es la situación. Por un lado, lo que se gana. Si se colabora con el PP, se evita la calamidad socialista y separatista y se consiguen algunas acciones positivas del programa de VOX. Por otro, lo que se pierde: 1. Se evita una calamidad, el partido socialista, para traer otra peor, el Partido Popular. 2. La erosión de VOX en su credibilidad y legitimidad para combatir y desalojar estas dos plagas bíblicas que asolan la nación y su pretensión de regeneración democrática. Veámoslo.
Efectivamente. Cuando VOX acuerda y participa en gobiernos con un partido traidor, el PP (y aunque sea para acciones positivas), inmediatemente ocurren tres cosas: este partido traidor adquiere poder público para perpetrar, seguir perpetrando, maldades, se le consolida en su proyección y legitimidad y VOX se ve automática e inmediatamente contaminado por la corrupción sistemática. Vale, no por gusto o vicio, pero ocurre. Se contamina, quiérase o no.
Para que se entienda, es lo mismo que ocurriría si VOX hiciera esos acuerdos y tratos con socialistas y separatistas. ¿Por qué los tratos y acuerdos con estos enemigos de la nación, aunque fueran puntuales y eventualmente positivos, están fuera de toda discusión y ni se plantean? ¿Es que si el doctor Saunas hiciera algunas concesiones menores a VOX, éste le votaría en la investidura, en presupuestos o incluso entraría en tal o cual gobierno? Repugnante ¿Verdad? Ya lo ha dicho y explicado perfectamente Abascal, "ni para alzar la bandera". Pues lo mismo y por las mismas razones, exactamente, ocurre con el PP. Para poder hacerlo, los dirigentes de VOX tienen que hacer una torsión de la realidad y considerar que el PP es distinto y menos malo que los otros enemigos de la nación. Pero ocurre que es lo contrario. Ocurre que el partido cómplice y traidor es igual de corrupto y traidor que el PSOE, pero mucho más dañino. La razón por la que el PP es mucho más dañino para la nación que socialistas y separatistas es doble y aun triple:
Porque perpetra las mismas fechorías que ellos (ayuda a terroristas y separatistas con dinero y acciones de gobierno, se reparten el Tribunal Constitucional y CGPJ, etc).
Porque consolida, asienta y da carta de naturaleza a todas sus leyes ideológicas y totalitarias manteniéndolas y desarrollándolas cuando y cuanto pueden. (Ver genial artículo de Hughes "Naturalidad democrática" comentado en la entrada anterior)
Y por último y peor, porque desactivan y bloquean la oposición y respuesta de la población que repugnan de esas fechorías pero que sin embargo les votan engañados, millones). Con el cambio de Zapatero por Rajoi, lo único que cambió fue el asiento, consolidación y desarrollo de todas sus fechorías, hasta entonces en entredicho por la viva e indignada oposición de parte de la población, y a partir de entonces establecidas como inamovibles haciendo muchísimo más difícil y conflictivo su revocación y eliminación. Casado fue aún peor y Feijó es todavía más peor, aunque parezca imposible. PSOE y separatistas son, si vale la metáfora, el cáncer de la nación; y el PP, peor que el sida, porque ayuda al cáncer y, además, se encarga de bloquear toda respuesta inmunológica que todo organismo, toda sociedad presenta ante una agresión, destructiva según se ve, depredadora más que parasitaria.
Aceptando los gobiernos del partido traidor, ayudando y participando en ellos, VOX comete el error de permitir
que un agente patógeno más dañino y peligroso que el que se pretende combatir, tome apariencia de inocuidad. Parece que VOX pretende colarse por los resquicios de poder que deje este agente perverso para controlarlo y moderarlo, sin ni siquiera pretender destruirlo. Sin embargo yo veo que lo más probable es lo contrario: que el PP, por tener mucha más fuerza, tamaño y maldad, erosione a VOX convirtiéndole en una pieza más del sistema degenerado y al cabo, necesariamente, haciéndolo irrelevante, y fracasando estrepitosamente en su objetivo final de salvación pública y nacional. La pretensión de VOX (no teórica pero sí de facto) de ser un agente moderador y rectificador de las fechorías del PP, además de ridícula e inmoral, es imposible.
Para que se entienda, si el PSOE blanquea a terroristas y separatistas haciéndoles funcionar falsariamente como una opción válida al gobernar e intercambiar dádivas y mercedes con ellos, lo mismo hace el PP con el PSOE y separatistas. Bien, pues lo mismo ocurre cuando VOX acuerda y permite gobiernos del PP, lo blanquea. Es decir, disminuye y atenúa la imagen de su perversión radical (al contrario de lo que hace con socialistas y separatistas) presentándole como un interlocutor lícito, válido y útil.
Así pues, a VOX se le presenta la alternativa insidiosa de colaborar con uno de los enemigos de la nación (a mi juicio, el más dañino y pernicioso) con los efectos y consecuencias correspondientes, o excluir toda colaboración e intercambio con el PP, una de las piezas del sistema, de la máquina devastadora de la nación y la democracia que constituyen PP, PSOE y separatistas (PPSOES).
La exclusión de la colaboración de VOX con el partido traidor dejaría a VOX aparte del sistema gubernamental, sin acceso a una fracción minúscula del poder público o medidas programáticas y perdiendo cierta visibilidad mediática, que es lo que va obteniendo hasta ahora.
¿Entonces? Esta segunda alternativa dejaría a VOX sólo con una opción y una vía de conseguir librar a la nación y la democracia de sus agentes de corrupción y destrucción: la de convencer a los ciudadanos y acceder a los gobiernos invirtiendo la ecuación: la aplicación del programa de regeneración pública con los apoyos que se ofreciesen. Es decir, aceptar una colaboración con enemigos, sólo en caso de que VOX tuviera las mayorías necesarias para llevarlas a cabo.
En resumidas cuentas, VOX no puede, no debe ni ocultar la realidad de la naturaleza y función del Partido Popular como "cómplice necesario", es decir, autor, pieza de la máquina PPSOES, ni engañar a sus votantes y ciudadanos haciéndolo pasar por otra cosa que no es ni ayudar a la supervivencia de ninguna de las piezas de esa máquina o sistema de destrucción nacional. VOX debe dispensar al PP el mismo trato y consideración que a sus hermanos cómplices socialistas y separatistas. Es cómico observar cómo los dirigentes de VOX reprenden (¡justamente!) muy bien al PP por el efecto de blanqueo que con sus actos hacen sobre el PSOE (visita a la Moncloa, etc), cuando VOX hace lo mismo con el PP al ponerles en gobiernos autonómicos, votar presupuestos, etc. Y da pena, asco y risa ver a los dirigentes de VOX lloriquear quejándose amargamente de las felonías del PP, intentando rectificar su mal comportamiento e incluso dándoles consejos. Ridículo y estupefaciente resulta oír a los dirigentes de VOX cuando se quejan del PP diciendo ¡"Qué tiene que hacer" el PSOE para que el PP deje de apoyar al PSOE! La pregunta que debería hacerse es otra: ¡Qué tiene que hacer el PP para que VOX reconozca lo que es!
Si esta actitud "amorosa" de VOX respecto al PP se debe a una u otra causa es indiferente. La razón no nos importa, tal como tampoco la de la complicidad del PP o la de socialistas, si es cálculo, error o maldad genuina.
En la alternativa del diablo, las dos opciones son malas, aparentemente, o presentan inconvenientes o perjuicios. Pero yo creo que en este caso no es así, y una de las alternativas no sólo no es mala, sino buena, y aun la única justa y necesaria: la de reconocer la realidad como es, la de caracterizar y tratar al Partido Popular como lo que es, sin engañarse a sí y a los demás. A ver si lo quieren entender de una vez: PP, PSOE, Separatistas son piezas de la misma máquina de demolición nacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario