martes, 20 de marzo de 2007

Zapatero el Sexador

El Parlamento ha aprobado la semana pasada la ley de paridad sexual, mal llamada "de igualdad".

A la nutrida lista de epítetos a que el traidor Zapatero se va haciendo acreedor, hay que añadirle ahora el de "sexador". Zapatero el Sexador y su cohorte demoníaca de diputados, en un nuevo aquelarre de infamia en que convierten el Parlamento cada vez que usurpan la soberanía nacional y transgreden la Constitución, con la aprobación de la ridícula ley feminista, nos despojan a los ciudadanos de la condición de tales, y obliga a mirarnos el sexo que portamos en diversos momentos de la vida pública (sí, dije pública y no púbica), que con estas acciones la hacen impúdica. Así es, pensábamos que para ejercer nuestros derechos de ciudadanos la única condición que necesitabamos era, precisamente, esa, ser ciudadanos libres de nuestra nación, sin ninguna otra condición ni restricción. Ahora ya no, ahora, por ejemplo, nosotros y otros ciudadanos no podemos integrar una lista electoral en un partido político sin antes mirarnos el sexo que portamos, pues esta espantosa ley obliga a que seamos machos y hembras en ciertas proporciones. Que la ley obligue a estas proporciones, necesariamente implica que prohíbe a cierto número de personas y, por extensión a todas, a ejercer este derecho irrenunciable del que ahora, alevosa, premeditada, despótica y tiránicamente se nos ha despojado.
Pero para que no digan que no sabemos ver más que lo negativo, incluso en este ejercicio de intromisión intolerable encontraremos su vertiente positiva y querríamos que esta ley se aplicase, efectivamente, en el único sitio que no resulta antinatural, esto es en el matrimonio. Pero, descalificándose a sí mismos, ya hemos visto que en este aspecto también se entregan a la aberración, no ya política, sino natural.

No nos dejamos engañar, una vez más, por la falsaria propaganda de este infausto Gobierno, del perverso partido que le sustenta, ni aun de la abyecta oposición del PP cuando con una mano critica la operación y con la otra se abstiene. La única igualdad que admitimos es la única que puede ser, por la que se combatió y murió en crueles guerras del siglo XIX y que no es otra que la igualdad de los ciudadanos ante la ley. Por eso, resulta una infamia esta ley, ya que, para ejercer los derechos fundamentales de ciudadano, nos despojan de ellos, y ya no es suficiente con ser ciudadanos. Sin embargo, la gente no parece darse cuenta, y asiste inmutable ante esta amputación legislativa. Estos déspotas radicales suponen que tienen derecho a inmiscuirse en nuestras vidas y en nuestros derechos y libertades, sólo porque han obtenido una representación, precisamente, ciudadana, para hacer lo que les determina la Constitución y que, en ningún caso es esta usurpación de derechos y libertades.

Entonces, si ahora queremos participar en los consejos de administración de nuestras empresas en las que arriesgamos nuestros dineros, en las listas electorales con que se corrompe la democracia, quizá un día en claustros de profesores, redacciones de periódicos, oposiciones, etcétera, habremos de asegurarnos el cumplimiento de este despropósito con otro. Y qué mejor justicia que quien ha perpetrado el desaguisado sea el mismo que lo haga cumplir con puntualidad? Entonces, para estar seguros que entre los de un sexo no se cuela alguno del otro, habremos de llamar en cada caso a este iluminado Zapatero, perito en cualidad sexual, para que nos vaya sexando y, según su dictamen, sepamos ya a qué cuota pertenecemos y si podremos ejercer los antiguos derechos ciudadanos que antes poseíamos por el mero hecho de tener tal condición.

Nos hemos dado cuenta de su engaño y ahora nos obligan a retroceder dos siglos o siete, cuando las personas no eran ciudadanos sino estamentos. Contra el despotismo de los políticos, Fuera las castas y estamentos! ¡exigimos la igualdad de los ciudadanos ante la ley!

7 comentarios:

australino dijo...

Hola:

Este mensaje va a dejar tiritando a muchos de los que lo lean... aunque quizá esa sea la intención de Odiseo. ¿Es así?

Normalmente se confunde, si bien a veces es inevitable, la forma con el fondo. En estos caso, las respectivas posturas se enconan y se imposibilita la intención primera de cualquier blog: el diálogo y el intercambio de opiniones.

No quiero entrar en detalles sobre el contenido del artículo; tan solo una mención: la referencia a la supuesta "aberración" que menciona Odiseo me parece en extremo desafortunada.

australino dijo...

Hay un apartado interesante que incluye la ley de paridad: los varones pueden solicitar una baja por paternidad de quince días naturales consecutivos, frente a los dos, tres o cinco días que podían pedirse hasta ahora. Hasta ahora, la baja dependía del convenio laboral, aunque en la empresa privada lo normal eran dos o, a lo sumo, tres días. Conozco dos casos de padres que podrán acogerse a esta nueva norma, lo cual les ha venido, claro está, de perlas. Me alegro por ellos.

Me parece una buena medida, en la dirección correcta. Aún debería ser mucho mayor la baja para poder atender a los vástagos.

Se podrá decir que esta medida es onerosa para las empresas, pero no hay más que echar un vistazo por el norte de nuestro continente para darse cuenta de que es posible. Al menos hoy por hoy debería serlo.

Para los que estén interesados en leer la ley, la tenéis en la siguiente dirección:

http://www.mtas.es/igualdad/transversalidad/PROYECTO_LEY_IGUALDAD.pdf

Anónimo dijo...

Denuncio un atropello, un robo y una estorsión, y respondes como si aquí no pasara nada y fuese una ley como cualquier otra.
Odiseo: ¡Socorro! ¡Ayer unos ocupas se metieron en mi casa y usurpan mi propiedad!
Australino: La decoración vanguardista que los jóvenes ocupas imprimen en los habitáculos que anidan supone una renovación en la caduca estética de nuestro tiempo. Esto me parece muy positivo y debería profundizarse más en esta dirección. Toma, aquí te dejo unas fotos para quienes quieran anticipar cómo quedarán sus casas. Ah, esto generará gastos al Ayuntamiento y comunidad de vecinos, pero pueden perfectamente ser sufragados y aún deberían serlo más, como lo demuestra el hecho que en otros inmuebles ya sucede esto con notable éxito.
Odiseo: ¡Ay, que me da algo!

Anónimo dijo...

Anónimo exaltado: tómese usted la pastillita para el vahído que en este blog sobran difuntos (Groucho, don Carlos y Julián). Por cierto, no es de extrañar el estado de confusión en el que se encuentra. Ningún médico dudaría al diagnosticar hiperventilación, dado el número de suspiritos y de ayes con el que ha adornado su comentario de cerveza y altramuz.
Australino: vaya tela

australino dijo...

Os podíais tirar el rollo y firmar como personas y no como anónimos.

No pretendía quitar la razón a nadie, ni dársela tampoco. Se me acusa de hacer trampa, pero no menos trampa es exagerar y caricaturizar lo que nos resulta execrable, y olvidarnos o silenciar lo que no nos apetece comentar. Eso es engañoso.

Leed la ley completa y luego opinad. Y si, después de la lectura, resulta que hay que rechazar frontalmente los apartados 2, 3 y 7, hagámoslo. Pero si a mí me da la gana comentar con optimismo los apartados 1, 4 y 6, lo haré y lo seguiré haciendo.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Señor anónimo o anónima: Dice usted de mi que soy o ando exaltado. Yo no sé si sabrá qué significa esto, pero, por si acaso, le diré que es sinónimo de fanático. Si lo sabía y verdaderamente quería insultarme, no responderé, pues ya es bastante respuesta su autodescalificación al usar de tales máquinas dialécticas. Si no conocía el significado de esta palabra, tampoco, pero por razones más generosas por mi parte.
En fin, del resto de apreciaciones que hace de mí y de mis comentarios, como no se ve traza ni de razón ni de argumento que las sustente, estará usted de acuerdo en que dicen más de usted y de las suyas, que de mí y los míos.
Y por último, en cuanto a los “suspiritos y ayes” de que dice estar llena mi respuesta a Australino, sí que me sume en estado, más que de confusión, de perplejidad. pues al releerla y no hallar más que un único “ay”, no me imagino por qué extraños caminos mentales haya venido a multiplicarse y ploriferar esta palabra en su alucinada imaginación. De este modo, con el afecto que igualmente siento por usted, me atrevo a sugerirle que visite a un gramático que le dotrine en la diferencia que existe entre plural y singular; o, si no éste, que visite usted esos dotores que con tanta generosidad me recomendaba para mi salud.
Ah, y eso digo yo: ¡Vaya tela!

Anónimo dijo...

exaltado, da.
(Del part. de exaltar).
1. adj. Que se exalta.

exaltar.
(Del lat. exaltāre).
1. tr. Elevar a alguien o algo a gran auge o dignidad.
2. tr. Realzar el mérito o circunstancias de alguien.
3. tr. Avivar o aumentar un sentimiento o pasión. U. t. c. prnl. Se exaltaron los ánimos con sus palabras.
4. prnl. Dejarse arrebatar de una pasión, perdiendo la moderación y la calma.

A ver quién de los dos va a tener que darse un paseo por la biblioteca, Sr. Empecinado. :)
Un besazo